Encuadrado dentro de la poesía social pero atento también a la experimentación formal y lingüística (siempre se reconoció discípulo del gran Juan Ramón), irrumpió con fuerza a través de su poemario "Blanco spirituals", de 1967, que ganaría el Premio Casa de las Américas. A este premio inicial, le han seguido muchos otros como el Nacional de Poesía, el Premio Barcarola o el Nacional de las Letras en 2004, y fue precedido del prestigioso Adonais en 1963. Durante veinte años dirigió desde el ICI la revista Cuadernos Hispanoamericanos, tendiendo y sosteniendo un puente entre escritores de una y otra orilla del Atlántico. En 2005 fue distinguido con la medalla de oro de Castilla-La Mancha.