La relación entre la nieve y la literatura viene de muy lejos, casi desde los inicios de la propia literatura. Si quisiéramos reflejar todas las obras que, de alguna manera u otra, han tratado este tema, probablemente nos daría para escribir no un libro siquiera, sino una enciclopedia completa. Es por ello por lo que es tan difícil elaborar una relación de títulos, habiendo tantos y de tanta calidad. Desde obras clásicas como Miguel Strogoff de Julio Verne o Colmillo blanco, de Jack London, hasta títulos mucho más recientes, la lista sería interminable. He aquí una pequeña muestra:
Doctor Zhivago
Escrita por el premio nobel de literatura, Boris Pasternak, esta novela narra a través de las vicisitudes de varios personajes la historia de Rusia durante las primeras décadas del siglo XX. Se trata de una obra coral, cuya lectura a veces se hace un poco complicada, al establecer numerosos hilos argumentales que terminan confluyendo. No obstante, merece la pena leer este libro, empapado de humanismo, y compararlo con su adaptación al cine, dirigida por David Lean, bastante más lineal que el texto original, pero que no le desmerece en absoluto. De toda la historia, me quedo con la evocadora imagen de Varykino, aquella vieja mansión de campo, asediada por la nieve y el hielo, y en donde Yuri y Lara se amaron por última vez.
El resplandor
Adaptada libremente también al cine de una manera memorable, en esta ocasión por Stanley Kubrick, esta novela de terror de Stephen King constituye quizá una de sus mejores obras. Al igual que en el Varykino de Pasternak, la nieve y el hielo vuelven a asediar en esta ocasión a un hotel de montaña donde vive Jack Torrance, escritor y guardés de las instalaciones, con su familia. La historia es archi-conocida por todos. Decir tan sólo que la novela de King sea quizá menos siniestra que su versión cinematográfica, dejando un rayo de esperanza, una posibilidad de redención para Jack, el padre enloquecido. Recientemente, King ha publicado otro libro, “Doctor sueño”, una secuela llevada rápidamente al cine y de menos calidad.
Los fantasmas del invierno
Interesante y fantasmal novela de misterio, escrita por la autora británica Kate Mosse, publicada en el 2011. La acción se desarrolla en los pirineos franceses, durante los años veinte del siglo pasado. Freddie Watson, su protagonista, sufre un accidente de coche a consecuencia de una tormenta de nieve, mientras circulaba por una solitaria carretera. Se ve obligado por ello a buscar refugio en una aldea cercana, donde conocerá a Fabrissa, una joven tan hermosa como enigmática, que le abrirá las puertas de un ancestral misterio. Se trata de una obra digna heredera de esa corriente de la literatura inglesa que aúna el misterio sobrenatural y el romanticismo, y que tantos buenos títulos nos ha dejado.
El niño de la nieve
La nieve y la novela negra siempre se han llevado muy bien y un buen ejemplo de ello lo tenemos en la novela negra nórdica, con sus innumerables títulos de los últimos años. Todo suele empezar con el hallazgo de un cadáver en la nieve en mitad de un paraje remoto y tirando del hilo se acabará llegando a tramas ocultas, complots y secretos familiares. Todos estos ingredientes están también presentes en esta novela, escrita por Melanie McGrath, aunque en esta ocasión, los parajes escandinavos han sido sustituidos por los bosques congelados de Alaska y el cadáver hallado, que da pie al desarrollo de toda la trama es, como el título indica, el de un niño.
A pesar de que vivimos en latitudes más meridionales y cálidas, la nieve también ha servido de marco perfecto para el desarrollo de historias de todo tipo, escritas en español. Un buen ejemplo de ello son los siguientes títulos:
Palmeras en la nieve
El título de esta novela, escrita por Luz Gabás representa muy bien su contenido. La palmera, símbolo de latitudes más cálidas, se contrapone con la nieve, que representa todo lo contrario. Y es que la obra se desarrolla a caballo entre un frío valle del Pirineo de Huesca y la calurosa isla de Fernando Poo, en la antigua colonia española de Guinea Ecuatorial. A través de las vicisitudes de unos hermanos oscenses emigrados, el libro hace también un somero repaso a la historia de la excolonia española, durante la segunda mitad del siglo XX. Si a ello añadimos una trama bien urdida, en donde se desvelan también secretos familiares, tendremos una novela entretenida, muy superior en calidad a su posterior versión cinematográfica.
Más allá del invierno
Esta novela de la escritora Isabel Allende, narra el encuentro de tres personajes en un duro periodo de sus vidas: una chilena, una inmigrante guatemalteca ilegal y un norteamericano, todos ellos sorprendidos por una gigantesca tormenta de nieve en Nueva York. Una vez más, a través de esta historia, Allende nos demuestra ser una de las autoras más sólidas de las letras hispanoamericanas, conjugando a la perfección su habilidad para la introspección personal y la denuncia social. Un libro muy recomendable para leer, que arroja luz y esperanza en los momentos más oscuros de la vida.
Fantasmas del invierno
En esta novela de Luis Mateo Díez, la nieve y el frío son mucho más que meros fenómenos físicos, simbolizan también el estado anímico, triste y desesperanzado dominante durante una posguerra española de frío, hambre y sabañones. Se trata de una historia de remordimientos, de sentimientos de culpa, de, como su título indica, fantasmas interiores.
Este puñado de títulos es sólo una muy breve muestra de la relación de la nieve con la literatura, bien sea como marco ideal para desarrollar tramas de misterio, bien sea como metáfora de estados anímicos, individuales o colectivos. Quisiera terminar este artículo con uno de los finales quizá más hermosos de la literatura. Se trata de “Los muertos”, el inmortal relato de James Joyce, llevado al cine, ni más ni menos, que por John Houston. Aquí la nieve, cumple también una función simbólica, una metáfora sobre el inexorable paso del tiempo:
“Su alma caía lenta en la duermevela al oír caer la nieve leve sobre el universo y caer leve la nieve, como el descenso de su último ocaso, sobre todos los vivos y sobre los muertos”.