Asunción Vicente RÃos es la autora, intelectual y material, de la obra que decora su pueblo de nacimiento. Varias ubicaciones de Moranchel lucen murales de diversos tamaños y formatos con la peculiaridad de engañar al ojo humano ante lo que estamos contemplando: se trata de los trampantojos.
Asun nos acompaña en una ruta por el pueblo y por su Arte al aire libre mostrando y explicando las caracterÃsticas de cada uno.
¿Tienes formación artÃstica? ¿Dónde has estudiado?
Estudié Bellas Artes en Cuenca, en la facultad dependiente de la Universidad de Castilla-La Mancha, una licenciatura de cinco años.
¿HabÃa antepasados en tu familia que estuvieran relacionados con el Arte?
No habÃa nadie, pero mi bisabuelo decoraba fachadas como albañil. No tenÃa formación pero le gustaba y mi padre dice que he salido al abuelo.
¿Por qué has escogido el trampantojo como expresión artÃstica?
Lo escogà porque hice un viaje a Francia en coche y vi que en muchos pueblos habÃa murales y trampantojos que simulaban fachadas, ventanas o balcones. Me gustó y pensé en hacer algo parecido en mi pueblo. En Bellas Artes lo conocemos como técnica, pero no trabajamos sobre ello. En la ciudad de Lyon, por ejemplo, abundan.
¿En qué te inspiras para escoger la temática?
Siempre en el pueblo, para engañar al ojo tiene que adaptarse a las edificaciones de la propia localidad. Una playa con palmeras no serÃa adecuada en este entorno.
El mural de la panaderÃa ¿está relacionado con algún negocio de este tipo existente en Moranchel?
El propietario de la fachada me sugirió pintar un horno, porque su padre fue hornero aquÃ. Le propuse hacer la panaderÃa porque quedarÃa más vistosa. Entre los dos hablamos para hacer el diseño del proyecto.
¿Qué tipo de material utilizas?
Pintura acrÃlica de alta calidad para que permanezca más en el tiempo.
¿Necesitan mantenimiento?
En un principio empecé a protegerlos pero luego vi que no era necesario. La propia pintura debe seguir su ritmo y su envejecimiento y me gusta más que la naturaleza (la lluvia, la nieve, el viento) intervenga y forme parte de la propia obra, degradándolo, envejeciéndolo y también modificándolo.
A parte de los trampantojos ¿haces alguna otra intervención artÃstica en el pueblo o en los alrededores?
He intervenido una cueva que se llama Cueva de los gatos, que está en un paraje cercano en el que pinté varios gatos en el interior. También he pintado chopos en el rÃo, los troncos de colores. En el cauce del rÃo Tajuña he hecho peces de colores con piedras. Estos son más efÃmeros.
¿Qué proceso sigues para pintar un trampantojo?
Primero busco una fachada que esté bien orientada, que tenga una buena textura, que no esté muy áspera, en la que se pueda trabajar bien. Hago el diseño, pido permiso al propietario y le enseño el boceto. Hay gente que acepta y otros prefieren que no se pinte en su fachada.
¿Tienes algún proyecto nuevo en mente?
Uno similar a la panaderÃa pero con flores, una floristerÃa que me gustarÃa terminar este otoño.
¿Tus trampantojos se publicitan de alguna manera?
En mi blog personal y en otro de viajes donde se publicó un post sobre mi obra y a raÃz de esto ha venido más gente a visitarlos.
¿Tienes algún proyecto para darle difusión a nivel turÃstico?
No pensé en pintar los trampantojos como un elemento de promoción turÃstica del pueblo. Esto ha venido después. Mi intención era embellecer Moranchel y aportar algo que no tenÃan otros pueblos. Algo que yo pudiera hacer desde mi humilde trabajo.
En las oficinas de turismo de Trillo y Cifuentes sà recomiendan la visita.
¿Cuántos trampantojos hay en total?
Hay siete en todo el pueblo.
¿Tienes especial cariño a alguno?
El primero, por ser la primera vez que me enfrentaba a un mural de ese tamaño y la primera experiencia fue el de la calle Buscarruido pintado en 2006. Pero como a los hijos, los quiero a todos por igual.
¿Se traza primero el dibujo y luego se da color?
Yo dibujo primero con carboncillo o tizas de colores, dependiendo del color que tenga la pared. No utilizo reglas, es a mano alzada, tiene algunas imperfecciones pero me gusta que esté asÃ, que no sea un trabajo geométrico perfecto, sin la frialdad del dibujo técnico.
¿A parte de tu imaginación te inspiras en fotos antiguas?
Más que en fotos, en objetos. Por ejemplo, el pastor me enseña cencerros antiguos, otros los invento. Hay objetos pintados a escala 1:1 tomo las medidas y lo reflejo. Las gafas pequeñas y el porrón están hechos asÃ.
¿Qué opina la gente cuando los ve?
En general, a la mayorÃa de personas les gusta, de hecho vienen a visitarme cuando estoy pintando y me hacen preguntas.
¿Te han propuesto pintar trampantojos en otros pueblos?
Alguna propuesta ha habido, pero sin remuneración. Esto lo hago en mi pueblo pero no se podrÃa hacer fuera.
¿Cuánto se suele tardar en pintarlos?
Los grandes unos cuatro meses, porque cuando hace mucho frÃo o calor no se trabaja bien en el exterior. Si hay cuerpo humano y animales requiere más tiempo. Cinco dÃas a la semana, ocho horas. La panaderÃa me llevó dos meses y la fuente veinte dÃas. Todo esto es el tiempo de ejecución, sin contar la labor previa de diseño, elegir los elementos, tonalidades. Los más pequeños, como la ventana de las lilas, en cinco dÃas se pueden hacer.
Tienes un blog, ¿cómo se te ocurrió abrirlo?
Hacia 2008 decidà abrirlo para exponer mis ideas, pensamiento y obra.
http://asunvicenterios.blogspot.com/
¿Piensas que en España, en general, se valora el Arte?
Se valora poco. Puede haber poca gente que lo valora mucho, pero en general se valora muy poco. Ni se valora ni se remunera adecuadamente. Si se producen objetos artÃsticos hay un coste, si no se venden o no se reciben ayudas de las instituciones, resulta difÃcil salir adelante.
Yo trabajo a veces con mis propios medios que suena como altruista y por amor al Arte. Hay artistas que viven de su producción, pero muy pocos.
A Moranchel la gente viene desde que tienen conocimiento de los trampantojos. Es un empeño personal mÃo y de las personas que me han ayudado.
¿Qué significa para ti el Bibliobús?
El Bibliobús es el alimento del alma. Aquà viene el frutero, el panadero, varios vendedores ambulantes y el bibliobús es el que trae los libros y la cultura: el cine, la música. Para mi lo es todo.
Nos despedimos de Asun y del pueblo de Moranchel, una especie de museo al aire libre con trampantojos y dibujos de algunos objetos que están desapareciendo. A parte de embellecer las fachadas del pueblo, se ofrece al que contempla y admira, una lectura etnográfica recuperando tradiciones y útiles del dÃa a dÃa de los antepasados.
Estos dÃas en que las Perseidas surcan el cielo y llueven estrellas confiamos en que Asun, la artista de Moranchel y usuaria del Bibliobús, siga brillando y nos siga alegrando la vista y el alma con sus creaciones.
¡A tod@s feliz verano y felices lecturas!